Una niña es testigo de la muerte de su reno, pero cuando llega la hora de declarar ante las autoridades se calla (ni siquiera se lo cuenta a su familia). Para algunos no lo será, pero a mí esto me pareció inverosímil.
Aunque el problema no es ese, sino que con la nieve todo se vuelve más lento y pausado, y debe estar nevando en el interior de la autora, porque falta energía por todas partes. Laestadius narra con una parsimonia que roza el pranayama, de tal manera que la historia se vuelve plana (planayama).
Esto último podría ser positivo si viniera acompañado de cierta precisión narrativa, pero la autora se pierde en pormenores y el dibujo general se resiente. Lo que aumenta el problema es que en las 100 primeras páginas no hay apenas incidentes significativos y tampoco hay una prosa o un ingenio o una agudeza perceptual que compensen la anodinidad.
Esto último podría ser positivo si viniera acompañado de cierta precisión narrativa, pero la autora se pierde en pormenores y el dibujo general se resiente. Lo que aumenta el problema es que en las 100 primeras páginas no hay apenas incidentes significativos y tampoco hay una prosa o un ingenio o una agudeza perceptual que compensen la anodinidad.
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