26 de julio de 2023

Independienta

La dependienta
de Sayaka Murata.

Sugerente novela sobre una inadaptada social que encuentra su sitio trabajando de dependienta en una tienda que abre las 24 horas del día. Una obra amable, sencilla, un poco obvia a veces, pero bastante amena. A partir de aquí sigo con spoilers:

La protagonista aguanta 18 años en un trabajo que para los estándares de la sociedad japonesa es mediocre, pero al menos en ese trabajo se siente normal entre los demás, ya que e
n la tienda todos son iguales, pues además de vestir con uniforme, forman parte de una maquinaria laboral que está por encima de ellos y los homogeneiza.

Sayaka Murata nos quiere decir varias cosas:
1. La sociedad siempre quiere localizar el origen de cualquier problema con facilidad. Si tienes conductas que se salen de la norma, intentan encasillarte. Un ejemplo: cuando la protagonista dice que nunca ha tenido pareja, todos piensan que es homosexual.

2. En la sociedad japonesa, ser soltera está mal visto, sólo es válido si tienes un buen trabajo y ganas mucho dinero. Según los demás ella tendría que buscar un trabajo serio o casarse.

3. Idea que expresa con mucha claridad el personaje masculino inadaptado que irrumpe con fuerza en la novela: "las personas que no aportan nada a la comunidad son marginadas, como los hombres que no cazan o las mujeres que no tienen hijos. Aunque digan que la sociedad actual es individualista, quienes no se esfuerzan por establecer algún vínculo con la comunidad reciben toda clase de presiones y coacciones hasta que, al final, se les expulsa". 

Y el hombre añade: "el mundo en el que vivimos es la Edad de Piedra disfrazada de sociedad moderna. Los hombres fuertes, los que cazan las presas más grandes, están rodeados de mujeres y pueden casarse con las más guapas. A los hombres que no participan en la cacería, o que sí participan pero son demasiado débiles para resultar útiles, se les desprecia". Es decir, aunque la sociedad japonesa puede parecer hiperindividualista, en realidad se trata de ovejitas que siguen al rebaño y si una se sale un poco del camino establecido, es denigrada.

Al final, la protagonista le dice al hombre inadaptado que es mejor que se casen para encajar en la sociedad y afirma: "como no tengo ningún objetivo en la vida, no me importa seguir el rumbo de la comunidad". Cuando su relación empieza a estrecharse y el jefe y una compañera se enteran de que ella vive con el chico, empiezan a cotillear y la tienda pierde su rigor y se convierte en lo que ella odia. Cito: "a los que hasta entonces había considerado células del mismo sistema al que pertenecía yo, se estaban transformando rápidamente en 'machos y hembras de la comunidad'". En cuanto ella empieza a hacer lo que se espera de ella, el ecosistema en el que se sentía a gusto desaparece y se convierte en lo que odia.

Conclusión, cortita y al pie: para ser feliz hay que ser fiel a uno mismo, independientemente de lo que opinen los demás y de los preceptos que imponga la sociedad.

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