28 de mayo de 2023

Un tupido belofte

La promesa
de Damon Galgut.

No me queda más remedio que ser injusto con el señor Galgut, porque a las 30 páginas estaba cansado de leerle. Me autodefino como injusto por haberte leído tan poco, Damon, pero hay novelas que piden a gritos este tipo de injusticias, you know.

¿Qué ocurrió?, que después de leer 20 páginas hice un recuento del número de personajes que habían aparecido hasta el momento y me salieron 10. Es decir, Galgut introduce un personaje nuevo cada dos páginas en el inicio de una novela. Esto tiene consecuencias nefastas, Damon. No sé por dónde me vienen los golpes y sentado en el sillón, en el confort de mi casa, me gustaría al menos poder defenderme.

Añadir que me parece curioso (desafortunado, ingrato, molesto) que la prosa sea tan simple y uno la tenga que atravesar como si se tratara de una jungla. El efecto en términos literarios es devastador, aunque los ojos de un físico o un matemático seguro que se asombrarían ante tamaña capacidad para conjurar densidad narrativa desde la parquedad (escasez, ausencia, exigüidad).

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