Un amante de los insectos sale para buscar nuevos especímenes y no vuelve a aparecer por su casa. Es imposible discutir esta novela sin entrar en spoilers, así que voy presto... El hombre llega a un pueblo y se queda atrapado en unas dunas, en una especie de socavón de arena, con una mujer. Los del pueblo se niegan a sacarle de allí y le incitan a trabajar quitando arena día tras día para que el pueblo no acabe engullido por la propia arena.
Abe traza un paralelismo entre los insectos y los personajes (el hombre y la mujer), que prácticamente se ven reducidos a insectos en ese tumulto de arena en el que tienen que trabajar constantemente. Creo que lo más importante del libro es su reflexión sobre el trabajo (el individuo como hormiga): "la única forma de superar el trabajo es con el trabajo mismo. No significa esto que el trabajo en sí sea valioso, sino que superamos el trabajo con el trabajo mismo, cuyo verdadero valor radica en su fuerza de autonegación". El trabajo puede que no tenga sentido, pero sirve para cancelar al individuo en favor del bien común, lo que a su vez invita al individuo a trabajar más, porque desaparece su ser. Aquí se puede apreciar algo de crítica al comunismo y/o a la obsesión con el trabajo que tienen en Japón.
Aunque esa reflexión es válida y tiene potencia, en general, creo que el libro tiene bastantes problemas de claridad. Hay muchas reflexiones oscuras y ambiguas que carecen de sustancia real. El autor se inspira en la arena y su inestabilidad para sugerir que no se puede conocer la naturaleza de las cosas pensando en ellas como algo estático, pero no desarrolla el tema. Reflexiona puntualmente sobre las relaciones entre hombres y mujeres, pero con muy poca delicadeza y sin decir nada revelador al respecto. Habla de las personas que miran al futuro y las que no, pero sin sacar nada en claro.
La mujer de la arena no es, de ninguna manera, una novela redonda. Puede tener cierto interés por su crítica al trabajo absurdo y la consiguiente desaparición del ser (algo que colisiona vigorosamente contra el capitalismo salvaje del Japón actual), pero todo lo que revolotea alrededor no es de grano fino.
No puedo disentir más. Comparto que no es una novela redonda. Sin embargo, sus reflexiones, deliberadamente opacas, reflejan la imposibilidad del individuo de aprehender la realidad. Sueno pretencioso, lo sé, pero la gracia del libro es comunicar esto (y mucho más) sin caer en la pedantería.
ResponderEliminarSupongo que para ti tiene más profundidad existencial de la que tiene para mí. Y supongo que perdonas con más facilidad los desequilibrios del conjunto.
EliminarLas ideas sobre el trabajo, la explotación, la anulación del ser... son válidas e interesantes, pero la falta de equilibrio es notoria y hace que el libro, como todo, sea menos memorable de lo que debería.