Canción dulce de Leila Slimani.
Si el blog fuera de mi mujer, este libro se llevaría alguna estrella, de hecho, lo leí porque me lo recomendó ella. Como no es el caso, va a pasar por aquí sin pena ni gloria. Un besito habibi.
Reconozco que da gusto encontrar un texto así de claro, en el que la prosa es prácticamente transparente y deja que la historia avance sin demasiadas pretensiones. Casi todo tiene un grado óptimo de competencia. Por ese motivo da más pena que el resultado final sea tan plano. La verdad es que esperaba (spoilers a partir de aquí) algún giro que rompiera mis expectativas, pero no ocurre nada inesperado (que es lo mismo que decir que la historia es previsible).
Lo peor de todo es que el desenlace está mal desarrollado. Supongo que Slimani quería reflejar que la niñera se funde con la familia de tal manera que se vuelve posesiva y ante la posible pérdida de los niños, decide matarlos y suicidarse, como si se tratara de un crimen pasional que normalmente llevan a cabo los progenitores, pero nada de esto está bien trabajado porque faltan matices psicológicos.
Parece que la niñera se ha vuelto loca de repente y ya está. Todo lo anterior tenía que haber sido más inquietante o ambiguo, con muestras puntuales de locura u obsesión. El final parece una ocurrencia espontánea y no lo que debería ser: un efecto devastador de unas causas sutilmente sugeridas.
Abel Amutxategi: El puente de los perros suicidas
Hace 5 horas
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