En la contraportada del libro, Laura Fernández compara a Borja Bagunyà con David Foster Wallace. Lo primero que uno se pregunta es si Fernández es amiga o enemiga de Bagunyà. Su abrazo del oso propagandístico no le hace ningún favor, básicamente porque esto tiene poco que ver con DFW y la comparación ofende.
Bagunyà presta mucha atención a los detalles y se recrea en digresiones varias*, pero la hiperconsciencia y el enfoque extremo de DFW alcanzan una trascendencia intelectual, emocional y espiritual a la que el autor catalán no llega ni a hombros de los castellers de Vilafranca.
*Con notas a pie de página.
Aquí la narración resulta distante y excesivamente racional, un engrudo de pirotecnia verbal que demuestra lo bien que escribe el autor en espacios cortos y lo mal que se desenvuelve en distancias largas; lo bien que maneja los fragmentos, lo mal que construye una historia.**
**Pinceladas exuberantes, cuadro mediocre.***
***Coreografía en la que los bailarines trazan piruetas en solitario, olvidándose del efecto que tienen como grupo.
Se puede valorar la expresividad del autor y los diferentes recursos que utiliza****, así como el salpicón de ideas sobre el mundo académico y la literatura, pero todo ello está al servicio de una historia que tiene poco impulso y que genera poco interés (por no decir que aburre, que es un término poco académico).*****
****David Foster Wallace odiaba el uso de "utilizar" en lugar de "usar" (en su idioma).
*****Alrededor de la página 200 empecé a leer en diagonal****** y sólo pude avanzar unas 100 páginas.
******Referencia a la diagonal de Barcelona, cuyo objetivo es dinamizar el flujo urbano.*******
*******Obsérvese el flujo narrativo de esta reseña posmoderna (y la ironía... muy presente en la obra de DFW).
De hecho, el principio de la parte 3 (de carabelas y colonizadores) es lo mejor del libro y evidencia que si el autor hubiera dedicado su prosa a una historia más interesante (o hubiera dedicado más tiempo al macro que al micro), el resultado habría sido mucho más satisfactorio. En el momento en el que el texto vuelve al personaje de Morella, todo se vuelve a estancar.*******
*******En general, los personajes de Bagunyà no son especialmente cautivadores.********
Aquí la narración resulta distante y excesivamente racional, un engrudo de pirotecnia verbal que demuestra lo bien que escribe el autor en espacios cortos y lo mal que se desenvuelve en distancias largas; lo bien que maneja los fragmentos, lo mal que construye una historia.**
**Pinceladas exuberantes, cuadro mediocre.***
***Coreografía en la que los bailarines trazan piruetas en solitario, olvidándose del efecto que tienen como grupo.
Se puede valorar la expresividad del autor y los diferentes recursos que utiliza****, así como el salpicón de ideas sobre el mundo académico y la literatura, pero todo ello está al servicio de una historia que tiene poco impulso y que genera poco interés (por no decir que aburre, que es un término poco académico).*****
****David Foster Wallace odiaba el uso de "utilizar" en lugar de "usar" (en su idioma).
*****Alrededor de la página 200 empecé a leer en diagonal****** y sólo pude avanzar unas 100 páginas.
******Referencia a la diagonal de Barcelona, cuyo objetivo es dinamizar el flujo urbano.*******
*******Obsérvese el flujo narrativo de esta reseña posmoderna (y la ironía... muy presente en la obra de DFW).
De hecho, el principio de la parte 3 (de carabelas y colonizadores) es lo mejor del libro y evidencia que si el autor hubiera dedicado su prosa a una historia más interesante (o hubiera dedicado más tiempo al macro que al micro), el resultado habría sido mucho más satisfactorio. En el momento en el que el texto vuelve al personaje de Morella, todo se vuelve a estancar.*******
*******En general, los personajes de Bagunyà no son especialmente cautivadores.********
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