La faja publicitaria dice que este libro presenta el caso nº 31 del comisario Brunetti, es decir, estoy ante la 31ª repetición de algo, probablemente una fórmula narrativa para vender papel lleno de tinta con forma de palabras. Así es. Primera vez que leo a la autora y se cumplen los pronósticos, pero a libro regalado...
Y lo que sucede es que a las 40 páginas empiezo a leer en diagonal para quitarme de encima los innumerables quistes que se han añadido a los diálogos, tipo "preguntó sin convicción", "le dijo claramente", "confirmó él", "comentó sin empatía alguna", "preguntó ella, acercándose un poco más", etc. Leon debe pensar que esas variaciones ridículas le dan riqueza al texto y no son más que redundancias que aumentan el nivel de grasa.
Y lo que ocurre es que sobra texto por todos lados, hasta el punto de que lees sólo los diálogos y no te pierdes casi nada, porque la narración es extremadamente básica y está llena de detalles irrelevantes. Además, todo resulta bastante artificial, desde las interacciones entre personajes hasta la ambientación en pleno apogeo de la pandemia, pasando por los intentos de transmitir que Brunetti es un hombre culto.
Y lo que sucede es que a las 40 páginas empiezo a leer en diagonal para quitarme de encima los innumerables quistes que se han añadido a los diálogos, tipo "preguntó sin convicción", "le dijo claramente", "confirmó él", "comentó sin empatía alguna", "preguntó ella, acercándose un poco más", etc. Leon debe pensar que esas variaciones ridículas le dan riqueza al texto y no son más que redundancias que aumentan el nivel de grasa.
Y lo que ocurre es que sobra texto por todos lados, hasta el punto de que lees sólo los diálogos y no te pierdes casi nada, porque la narración es extremadamente básica y está llena de detalles irrelevantes. Además, todo resulta bastante artificial, desde las interacciones entre personajes hasta la ambientación en pleno apogeo de la pandemia, pasando por los intentos de transmitir que Brunetti es un hombre culto.
Y lo que acontece es que el libro, tal y como esperaba, defrauda sobremanera. Por suerte sólo perdí 150 páginas de mi tiempo.
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