Esta novela despertó mi interés debido a su rareza. Leí algo sobre su estructura intrincada y la complejidad de los fractales y decidí hacerme con ella.
Intentando ensanchar mis horizontes culturales, tropiezo, muchas veces. Ante tanta obra simple y convencional, uno tiende a idealizar la extravagancia, olvidando que esta no es sinónimo de calidad.
En Ultrameta nos enfrentamos a una prosa algo tosca y a un contenido que no está a la altura de las ambiciones del autor. Se soporta bien unas 80 páginas, hasta que Thompson empieza a introducir cosas de Ícaro, romanos, druidas, etc. Este mejunje de elementos me sacó por completo de una historia que ya de por sí es elusiva y difícil de digerir por la cantidad de narradores y personajes que despliega.
La sensación es que Thompson ha puesto mucho esfuerzo en plasmar con fidelidad las imágenes que se formaban en su cabeza y ha pensado que la acumulación de esas imágenes es capaz de crear un libro cautivador, sin apenas ofrecer una historia clara, disfrute estético o algún aspecto enriquecedor.
A las 114 páginas abandono este sueño supuestamente fractal cuya fractalidad no aporta nada. Por lo general, el énfasis en la estructura suele generar obras distantes con las que es difícil conectar a nivel emotivo. Es el caso.
Esto no es una reseña fractal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario