10 de noviembre de 2022

Deja huella

The Mark and the Void
de Paul Murray.

Un escritor quiere escribir su próxima novela sobre un banquero y le aborda directamente para sugerirle su proyecto. El banquero (nuestro narrador) accede y lo que sigue es una novela deliciosa sobre el mundo del arte y la crisis financiera que se desató en 2008, con un artificio metanarrativo que se conecta conceptualmente con la relación entre arte y negocio.

Paul Murray hace gala de un estilo muy cuidado y un humor muy efectivo. Puede que algunas partes de temática financiera sean un poco pesadas, pero nada excesivamente molesto. Las reflexiones que hace sobre el arte, los bancos y la economía son muy agudas. En general, me ha parecido una novela excelente y después de haber leído dos obras del autor (esta y Skippy Muere, comentada aquí), no me tiembla la voz al decir que Murray es uno de los mejores escritores del siglo XXI. Sigo indagando con spoilers...

Uno de los aspectos metanarrativos más obvios es que el personaje escritor se llama Paul, igual que Murray. Así, el escritor de este libro, Paul Murray, de carne y hueso, se manifiesta en su propia obra a través del escritor Paul, personaje de ficción. Paul el personaje afirma que las novelas son falsas porque la gente en la vida real no busca revelaciones catárticas cargadas de significado, sino que va de una distracción a otra. En esencia, la vida moderna es estar aquí sin estar aquí (estar en el móvil, en el ordenador, etc.). Lo mismo sucede con la maquinaria financiera, el dinero está en el banco pero no está en el banco, son números en cuentas. Por ese motivo quiere escribir sobre los bancos, porque son el centro del sistema actual, reflejan a la perfección ese solapamiento de realidad y ficción.

En una línea similar, es interesante que en cierto momento el banquero protagonista diga "estamos siendo narrados", como siendo consciente de que es un personaje en un libro. Paul Murray, relacionando la crisis financiera con la construcción ficcional, nos dice que los bancos narran la vida real de los ciudadanos de a pie, de igual manera que el escritor narra la vida de sus personajes de ficción. El escritor afecta a la realidad con su arte, trabajando con elementos de ficción, igual que los bancos. Pero el artista busca crear algo artístico y el banquero el beneficio propio.

Una de las virtudes de The Mark and the Void es que presenta varias capas conceptuales. Una de las más interesantes es que en cierto momento el lector duda de si el escritor va a robar el banco, haciendo hincapié en la idea de simulacro. En este sentido, Murray quiere hacer creer al lector que el escritor finge ser escritor para robar el banco. A su vez, robar el banco se asocia al escritor que busca fines comerciales, no artísticos, y al mismo tiempo, la trama sobre robar un banco es lo que le daría a Paul Murray más beneficios económicos por su cualidad formulaica.

El título del libro, The Mark and the Void, también es el título de un cuadro de un personaje, Texier, un filósofo que escribió un libro en un lienzo: palabras superponiéndose hasta que se disipa el mensaje. Texier duda de que haya que dejar huella, dejar constancia de que hemos existido, "making your mark". No es que el mundo esté vacío y nosotros tengamos que darle forma, más bien al revés, nosotros estamos vacíos (void) y nos proyectamos sobre él, hacemos que este sea nuestro reflejo. Siguiendo esta reflexión, Murray sugiere que todo está en constante flujo y nosotros le damos estatismo material e ideológico. La civilización Occidental ha construido sistemas estáticos para rellenar el vacío. De igual manera, la gente llena el vacío de sus vidas con dinero, aunque los artistas de verdad le dan sentido a la vida creando arte.

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