Valle inquietante de Anna Wiener.
Autobiografía de una autora cuyo nombre se habrá prestado a miles de bromas en el mundo anglosajón, ya que Wiener, en slang, se utiliza para "pene". Y digo esto para darle cierto contrapunto cómico a las cuestiones sobre sexismo que flotan en el libro.
Una veinteañera deja su trabajo como asistente en una editorial para embarcarse en una aventura por el mundillo tecnológico. El comienzo es interesante, pues empieza a trabajar para una start-up editorial cuyo objetivo no encaja con sus valores: ella es una amante y defensora del libro y se sorprende al ver que la start-up sólo busca ganar dinero proyectando una imagen determinada, sin ninguna preocupación por el progreso editorial o por lo que aporta a los lectores. Esta tensión funciona durante algunas páginas, que posiblemente sean las mejores del libro.
Más adelante, Anna cambia de empresa y el texto empieza a resentirse. No cabe duda de que Wiener es elocuente y ofrece un buen número de observaciones punzantes. El problema es que se esfuerza demasiado en resultar ingeniosa. Aunque quizá su tic más molesto es que se apoya en exceso en las enumeraciones para intentar dar una visión relativamente panorámica de una situación o de un tema. La repetición constante de listas de cosas acaba cansando, ya que parecen intentos de crear una ilusión de profundidad y cierto "sé de lo que hablo" cuando en realidad apenas está indagando en lo enumerado.
Hacia la mitad del libro se impone la redundancia temática, con demasiadas charlas sobre el sexismo de la industria tecnológica, todas ellas bañadas de una superficialidad considerable. Los comentarios simplistas y los estereotipos de la lucha de sexos se apoderan del texto por completo y en ese momento uno sólo piensa en quitarse como sea la salchicha de la cara.
Anora
Hace 2 horas
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