Novela estructurada en pequeños fragmentos que recuerdan más a una obra poética que a un libro estándar de ficción. Josipovici vuelve a sorprenderme después de Moo Pak (comentada aquí) con un ejercicio metanarrativo aparentemente insignificante (60 páginas) pero con bastante peso conceptual.
Su insignificancia y volatilidad vienen señaladas por el título, "todo pasa", por la repetición constante de esta frase y por la brevedad del texto. Esto a su vez se ve reforzado por la noción de que el problema con la mayoría de obras literarias es que se nos presentan de forma contundente. Eso no sucede en la vida real. Las cosas simplemente pasan delante de nosotros y apenas nos damos cuenta de ellas hasta que se han ido.
Si el libro es tan breve es porque quiere imitar los momentos efímeros de la vida, ser una estrella fugaz. Parafraseando al autor: el objetivo es que el libro sea como algo que se ve por el rabillo del ojo y uno no esté seguro de si lo ha visto o no; así como algo que en lugar de terminar, desaparece. Este es un buen ejemplo de cómo forma y contenido pueden ir de la mano y funcionar a la perfección.
El detalle literario:
Interesante el contraste que plantea Josipovici entre Rabelais y Shakespeare. Rabelais fue supuestamente el primer escritor de la era de la imprenta, o por lo menos el primero que supo responder a la crisis de su época. Shakespeare sabía para quién escribía, porque en su día a día estaba rodeado de las personas que en definitiva iban a ser su público. Rabelais no, porque empezó a escribir ficción con la imprenta, así que empezó a leerle gente que no le conocía ni le había visto nunca, lo que supuso un reto sin precedentes.
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