A bordo del naufragio de Alberto Olmos.
Malsonancias visuales: "Supermán" (con tilde), "cuando
principias la ascensión de la escalera", "para que tus compañeros no crean que
estás al cabo de la calle en política", "estornudas horrísonamente", "Reeböck", "todo la cafetería", "esa esperma podrida te conforma", etc. Términos de
postureo: "adminículos", "desbastadas", "lancinar", etc. Recordemos
que el libro es de 1998. El texto presenta un
stream of consciousness en segunda persona a través del cual un
veinteañero nos cuenta cómo va y viene a la universidad, cómo se mueve por las
calles de Madrid, cómo reflexiona sobre su condición de perdedor y su
alienación, etc. Si bien hay fragmentos bastante agudos y alguna que otra
reflexión acertada, también cuenta con una gran cantidad de verborrea, paja,
relleno, cuya única finalidad es mover el relato hacia delante, lo que hace
evidente su vacuidad. No me parece una mala novela, pero tampoco buena. Ni fu ni fa. Quizás ese "finalista del Herralde" genere demasiadas expectativas.
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