3 de junio de 2014

El hombre es el motor

Motorman de David Ohle.

Dícese de la novela "¿¡qué cojones es esto!?", pero que gusta. Todo es extremadamente raro, sin pies, sin cabeza, no te enteras de casi nada... No creo que sea una gran novela, pero satisface a su manera. Su principal virtud es conseguir crear un mundo muy extraño y que éste no resulte inverosímil. Hay varios soles y varias lunas (muchas sombras), hay seres de gelatina, no hay aire, el agua y la comida no son fundamentales, etc. Un mundo distópico en el que nada está claro. Sí hay esbozadas algunas líneas generales, como que el tal Moldenke tiene que escapar de un sitio y se siente vigilado y va en un barco y conoce a una chica y parece todo una conspiración o una paranoia y hay cartas y saltos temporales y el choque entre el individuo y las fuerzas externas, etc. En este sentido hay ciertos ecos de Kafka y Orwell (el individuo frente a algo externo que no puede controlar y le supera; así el protagonista como el lector). Merece la pena preguntarse por qué no hay más textos como éste, por qué casi todos los escritores prefieren basarse en una realidad sólida antes que elaborar la suya propia. Quizás Motorman no sea una obra maestra de la literatura, pero sí que es una creación refrescante y que descoloca al lector gracias a su capacidad para sostener una realidad diferente.

5 comentarios:

  1. ¿No te habrás quedado dormido viendo un maratón de Futurama? Esto suena a ataque de babosa cerebral en toda regla.

    Un saludo

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  2. Prueba con American Gods de Neil Gaiman ^^

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  3. Lo tenía apuntado desde que leí la reseña en 'Mike & Libros'. Con tu reseña y mi incondicional afición a lo distópico pasa a ser de lectura obligada.

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    Respuestas
    1. Es distopía, pero no tiene esos raíles por los que circula una distopía, tampoco hay una oposición clara entre bien y mal... no es cristalina.

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