Grata sorpresa. Muy entretenido. Fluye mucho. Se lee
enseguida. Una bibliotecaria se encuentra a un tipo que se ha quedado
dormido en el sótano toda la noche y descarga sobre él un monólogo-torrente-verbal
a lo Bernhard (entiéndeme). La prosa es arrolladora y tiene bastante humor. A
pesar de ser una obra muy corta, hay varias reflexiones circulando. Combina muy
bien la situación sentimental, los detalles sobre el trabajo de bibliotecaria,
el plano histórico y la crítica hacia el mundo de los libros. No presenta una
gran carga de contenidos, ni es especialmente emotivo, pero me ha gustado
mucho, es un texto con ciertos destellos de genialidad. Hará las delicias de
cualquier amante de los libros.
3 de abril de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La referencia a Bernhard me llama. Apuntado queda.
ResponderEliminarObviamente, no es Bernhard, pero el estilo es parecido.
EliminarSuena bien. Será tal vez una ayuda para que los lectores de dentro de un siglo puedan hacerse una idea de qué coño era una "biblioteca"
ResponderEliminar;-)
Desde que no se insulta y los comentarios son racionales y bien pensados; desde que se promueve el debate inteligente, este blog ha perdido mucho....
ResponderEliminar