31 de marzo de 2014

Sonambulista

Un hombre que duerme de Georges Perec.

Novela corta que se desarrolla en segunda persona. Prosa con frases cortas y de fácil lectura. Protagonista indiferente y apático. Vagabundea por las calles de París y se pudre en su buhardilla. Perec, sin duda alguna, es un virtuoso de la enumeración: "De los jardines a los museos, de los cafés a los cines, de las riberas a los jardines, de las salas de espera de las estaciones, a los vestíbulos de los grandes hoteles, los monoprix, las librerías, las galerías de arte, los pasillos del metro. Los árboles, las piedras, el agua...", etc. Y de éstas todas las que quieras. Quizás sea aposta, pero no veo la justificación, si quería enfatizar el entorno lo podría haber hecho de una forma más sutil. Si en un primer momento parece que el personaje alcanza cierta liberación mediante su deambular indiferente, al final el amigo Georges dice lo contrario: "No has aprendido nada, salvo que la soledad no enseña nada, que la indiferencia no enseña nada: era un engaño, una ilusión fascinante y con trampa". ¿La indiferencia como hipocresía? ¿La apatía como pose que pretende ir contra el entorno y la sociedad? ¿Una reacción contra Camus y el nihilismo de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial? Percibo la misma ambigüedad pretenciosa que destilan la mayoría de películas de la nouvelle vague, frases tipo "Tu madre no te ha remendado tus cosas. No vas, por enésima vez, a buscar la realidad de la experiencia y modelar en la forja de tu alma la consciencia no creada de tu raza". Si alguien sabe exactamente lo que quiere decir con esa frase... Al final la sensación que te da es que se ha tirado 100 páginas desarrollando algo para al final contradecirlo. El libro finaliza así: "Ya no eres el dueño anónimo del mundo, aquél sobre el que la historia no tiene peso, el que no sentía caer la lluvia, el que no veía llegar la noche. Ya no eres el inaccesible, el límpido, el transparente. Tienes miedo, esperas. Esperas, en la place Clichy, a que la lluvia deje de caer". Supongo que quiere decir que la muerte es la que nos transporta a la verdadera indiferencia y que mientras tanto, por mucho que intentemos aislarnos del entorno y no involucrarnos en él, es imposible ignorarlo. Bueno... mucha pleitesía hacia este libro y al final no impacta tanto, la buscada epifanía no llega al lector.

41 comentarios:

  1. Un poco Bartleby a la francesa pasado por la experimentación OuLiPO, a mí me gustó bastante. Lo leí justo después de Las cosas que es la otra cara de la moneda y así produce cierto efecto. la película está bastante bien, contiene el texto casi íntegro. Y La vida: instrucciones de uso qué te parece?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es el primero que leo de Perec y me ha parecido muy normal, a lo mejor en la época en la que salió resultaba más interesante. El de "La vida: instrucciones de uso" lo tengo apuntado. Apunto la peli también.

      Eliminar
  2. Pues me han entrado ganas de leer el libro. Leí "La vida Instrucciones de uso" no hace demasiado y, aunque a veces se me hacía un poco pesado, me fliparon las descripciones hiperminuciosas de los espacios; es un lenguaje como hipnótico, ese de la enumeración, en Perec.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, eso de descripciones hiperminuciosas... a mí no me lo ha parecido, más bien lo contrario, mover la mirada por la superficie de las cosas enumerándolas, cuantas más mejor. Hiperminucioso sería si profundizara en lo que nombra.

      Eliminar
    2. Pues yo creo que hiperminucioso puede ser sin profundizar en absoluto, vamos, yo y el diccionario.

      Eliminar
    3. Si tú crees que decir "De los jardines a los museos, de los cafés a los cines..." es hiperminucioso, bien. Para mí simplemente nombra cosas, no entra en ellas, no las desnuda para vestirlas, sólo pone el ojo en un sitio y escribe lo primero que dice su cerebro.

      Eliminar
    4. Esa oración no es una descripción hiperminuciosa, pero, a veces, grandes autores han hecho descripciones hiperminuciosas hasta el paroxismo y no necesariamente se busca profundizar en nada. Ejemplo: Alain Robbe-Grillet. O Proust. Ya se que quizá no te gusten, pero no se trata de gustos, sino de definiciones.

      R. L.

      Eliminar
  3. Bueno, en realidad este libro es una crítica a la inacción, a la pasividad, al hedonismo improductivo posterior al existencialismo. A la cobardía, a la falta de ideales, al conformismo. A la ceguera ante tu propia miseria pensando que la de los demás siempre es superior. A mí sí me gustó. Seguramente no es una obra maestra, Perec no ha pretendido nunca eso, pero me parece bastante sincera y real, incluso ahora. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No entendiste nada, Ire.

      Eliminar
    2. Es muy posible. A ver tu interpretacion. Siempre se aprende de todo el mundo, no es cierto?

      Eliminar
    3. Me meto por medio. Aprovecho.

      La belleza de las cosas, y de las palabras que nombran las cosas.

      Sin palabras no hay realidad, ni mundo, ni vida...

      Idealismo y materialismo de la mano.

      Todo está dentro de uno.

      La vida transcurre lejos, mientras los objetos no cambian.

      Nosotros y nuestros objetos somos indisolubles.

      Los objetos dicen más de nosotros que nuestras andanzas y que nuestra experiencia

      Eso saqué yo de "la vida, instrucciones de uso".

      Por momentos, fascinante; otros ratos pesada, muy extraña siempre... como la vida misma

      Eliminar
    4. Aquí el autor explicando el sentido de su novela: http://www.ina.fr/video/I08261871

      Para quien le pueda interesar. Saludos.

      Eliminar
    5. Eso de que sin palabras no hay realidad, ni mundo, ni vida... ¿Qué me dices de un animal? ¿Y de un sordomudo?

      ¿Los objetos no cambian? ¿Un río es un objeto? ¿Y un puñado de tierra? ¿Un objeto no es precisamente la transformación de algo que ya tiene una condición material (condición de objeto)?

      ¿Los objetos dicen más de nosotros que nuestra experiencia? Será en tu caso o en el de Perec...

      Eliminar
    6. La falta de ideales, el conformismo y la inacción es cobardía? tengo mis dudas

      Eliminar
    7. Claro, por su puesto, en el de Perec, de él hablamos. En mi caso a veces. Y si piensas bien y miras a tu alrededor con una mirada que no sea prosaica, acabarás por identificar algo que contiene toda una buena parte de tu existencia. ¿Recuerdas la madalena de Proust?

      Los objetos trascienden a la experiencia porque permanecen. La experiencia es efimera. Sucede, y ya.

      La realidad le pertenece al hombre. "Realida" no es término objetivo; es una categoría a la que solamente puede acceder el ser humano porque es capaz de nombrarla. Hasta un sordomudo nombra el mundo que le rodea, mentalmente. Todos los seres humanos tenemos una facultad innata para el lenguaje. Eso nos diferencia esencialmente de los animales. No digo que seamos mejores que las bestias, pero es un hecho.

      Un río es la vida, como dijo Manrique. Un puñado de tierra, encerrada en un puño, es tiempo que se escurre, y que pasa, y que ya no vuelve. De manera que un río y un puñado de tierra no son objetos.

      Eliminar
    8. Al anónimo, son tres cosas diferentes: la inacción en primer lugar, que da lugar a un conformismo que provoca un cierto placer, que deriva finalmente en cobardía para afrontar la propia realidad, que se percibe distorsionada por el personaje, que se considera diferente al resto de la gente y que únicamente intenta recuperar el placer y las sensaciones pasadas de bienestar sin lograrlo pero sin atreverse a reconocerlo y conformándose en su miseria. Clara cobardía. En el libro, digo.

      Lo que luego cada cual interprete como cobardía en su día a día ya es cosa suya. Yo hablaba del libro. Lamento que no haya quedado claro desde buen principio. Pensaba que sí. Saludos.

      Eliminar
    9. Dices: "Y si piensas bien y miras a tu alrededor con una mirada que no sea prosaica, acabarás por identificar algo que contiene toda una buena parte de tu existencia". Correcto, el universo. El árbol que veo desde aquí es esencialmente lo mismo que yo.

      "Los objetos trascienden a la experiencia porque permanecen". Falacia. Basas la trascendencia en un concepto temporal y el tiempo es un concepto humano. La trascendencia nunca puede depender de algo que es una creación humana, porque es algo que no ha creado la naturaleza.

      "La realidad le pertenece al hombre [...] es una categoría a la que solamente puede acceder el ser humano porque es capaz de nombrarla". "La realidad" de momento es una palabra, un concepto a lo sumo. Aquí vendría Wittgenstein y te diría que el lenguaje lo confunde todo y que lo que estás diciendo no aporta nada.

      "Hasta un sordomudo nombra el mundo que le rodea". Mentira, no tiene palabras, percibe hechos o cosas, pero no "nombra". Puedes leer sobre ello.

      "Todos los seres humanos tenemos una facultad innata para el lenguaje. Eso nos diferencia esencialmente de los animales". Nos diferencia en subnormalidad, creyendo que el pensamiento y el lenguaje son la realidad.

      "De manera que un río y un puñado de tierra no son objetos". Bien, aquí has llegado donde quería. Es decir... el concepto de objeto, que es una creación humana, nunca puede ostentar un nivel superior que el del propio humano, en todo caso te referirías sin darte cuenta a la naturaleza/universo.

      Eliminar
    10. No nos vamos a entender Condón. Nunca nos vamos a entender. No hablamos el mismo lenguaje. Ahora que acabo de leer tu respuesta me he dado cuenta.

      Sin ánimo de ofender, y sin un ápice de ironía, me da la sensación de que estás en literatura por pura cabezonería; tu punto de vista es el de un ingeniero. Nunca llegará a ser el de un lector creativo. Lees y procesas información cuando lo que tienes delante es arte, sugerencia, sutilidad, emoción, metáfora... cualquier cosa menos información. Decía José Ángel Valente que las palabras generan realidades. "El verbo se hizo carne" ¿recuerdas? Las palabras en literatura son creadoras, no señalan, y fíjate, ni si quieran nombran. Las palabras son creadoras.

      No juzgo a la literatura de manera benevolente y tampoco prejuzgo puntos de vista más pragmáticos, más prosaicos, pero creo que esa es la clave de nuestras diferencias de criterio.

      Y finalmente, no quiero contestarte cita a cita porque encontrarías nuevas y rocambolescas respuestas a cualquier argumento nuevo que te diese y esto se convertiría en un discusión boba, sin fin, y sin sentido

      ¡salud, enemigo mío!

      Eliminar
    11. El choque me parece positivo.

      Creo que el problema principal es que no es lo mismo leer un libro que ver la realidad. La realidad no es un libro. Los que son de letras suelen recurrir al lenguaje para entender el mundo. Tú hablas de la realidad con las gafas del lenguaje puestas, sin embargo, yo no.

      Está claro que eres un apasionado de la literatura (ya somos dos) y eso está muy bien, pero no puedes extrapolarla al mundo real. Estoy convencido de que eres de los que ve el mundo a través de la palabra, sin separar lenguaje y realidad, y crees que porque yo separo entre realidad y lenguaje soy menos creativo o más mecánico o racional. Te equivocas profundamente, es todo lo contrario, al verlo desde fuera es cuando puedes percibirlo más claramente. Es como el pez que está en el agua pero él ni siquiera la ve porque es su medio, sólo alguien mirando desde fuera puede ver claramente el agua y el pez.

      En mi opinión, es al mirar la realidad cuando evito la palabra porque en ese caso sí que es información y nada más. Si tú en vez de percibir el árbol generas en tu mente la palabra "árbol" algo no marcha bien. En parte, este es uno de los problemas más importantes de la actualidad.

      Eliminar
    12. No puedo estar más de acuerdo con condon. Esa obsesión antropocentrista por hacer girar el universo entero en torno a la experiencia y percepción que del mismo tiene el hombre me parece tan obtusa, arrogante y decimonónica que no puedo creerme que aún haya quien la defienda en pleno S.XXI.

      Eliminar
    13. No es una obsesión "antropocentrista", o al menos no según el viejo concepto renacentista. Nos guste o no, el hombre necesita entender su entorno y situarse en él a través de la experiencia, no basta la simple observación, y de la manera cómo esa situación le afecta. Y la palabra es el único medio que tiene para entender esa experiencia en primer lugar, pero también para comunicarla, nos guste o no. Es imposible huir de la experiencia, desde el momento en que nuestra madre nos "obliga" de malas maneras a dejar un entorno mullido, cálido, protegido a enfrentarnos con un ruido ensordecedor y una luz cegadora, del todo desagradable pero... Afortunadamente, justo a partir de ese momento, empezamos a ser capaces de aprehender eso que alguien llamó "universo", como podría haberlo llamado de otra manera, pero seguiría siendo lo mismo y afectándonos de la misma manera. Y prácticamente en ese mismo momento surgen las metáforas. Saludos.

      Eliminar
    14. @Ire: cuando dije que no habías entendido nada, creo que fui excesivo, a lo que me refiero, en último término, es a que no hay una crítica clara y evidente, la crítica se puede extraer tras leer el libro o como meditación posterior por parte del lector (una razón más para considerar buena una obra, no se termina con el punto final, buena prueba la cantidad de comentarior de este post). Para mí si es una obra maestra, pretendida o no, pero esto si ya es algo completamente subjetivo. La sitúo a la par de El extranjero o El miedo del portero al penalty.

      R. L.

      Eliminar
    15. Hombre, yo he basado mis afirmaciones en las conclusiones que extraje tras la lectura del libro, por supuesto. Para mí sí existe una crítica clara en ese sentido, vista la conclusión de la obra. Pero estamos hablando de literatura, no de una columna en un periódico. Si no existiera la posibilidad de entender cosas diferentes según cada lector Perec sería una patata, cosa que a todas luces no es. Lo de las obras maestras es, eso sí, algo muy personal y tremendamente subjetivo. A mí me parece mejor El extranjero, sin que por ello desprecie este otro libro.

      En cualquier caso, acostumbro a basar mis afirmaciones en argumentos que no tienen por qué ser ciertos aunque a mí me lo parezcan. Por eso nunca me atreveré a negar cualquier otra perspectiva en la que pueda no haber caído, obviamente. Saludos.

      Eliminar
    16. Y ya acabo mi justificación, pero creo que mucha parte de los malentendidos sobre esta obra vienen del hecho que "alguien", no sé quién, la interpretó de forma oficial como "autobiográfica", cuando no lo es en absoluto según confirma el propio autor. Cambia sustancialmente en mucho sentidos considerarla únicamente como la historia de una "depre" o una llamada de atención a sus contemporáneos más jóvenes. Pero cada lector tiene derecho a entenderla como le dé la gana.

      Eliminar
    17. Ire, dices: "la palabra es el único medio que tenemos para entender la experiencia en primer lugar, pero también para comunicarla". No estoy de acuerdo para nada. La percepción puede ser emocional, espiritual, intuitiva, etc; la expresión puede ser corporal, musical, gestual, etc. Es más, todas esos "lenguajes" están por encima de la palabra porque rara vez mienten, y por lo tanto, están más acordes con la naturaleza.

      El ejemplo perfecto: con la palabra sucede lo mismo que con los móviles de última generación, son herramientas muy útiles, pero en muchos casos se usan mal y degeneran en "pérdida de conexión con el entorno". El móvil te desconecta del momento y el filtro de la palabra no te permite conectar con la esencia del universo.

      A mí me parece muy superior "El extranjero". Y "El miedo del portero al penalty" también me parece mejor, aunque inferior a la de Camus.

      Ire, si es que al final vemos lo mismo, más o menos, en el libro. Una crítica a la apatía y la pasividad. Si es lo que dije desde el principio...

      Eliminar
    18. Sí, a ver, la percepción es todas esas cosas en un primer momento. Pero los humanos, desde un punto de vista cognitivo, necesitamos poder nombrar esas sensaciones para identificarlas, reconocerlas y comunicarlas. El habla tiene esa función, y en condiciones ideales ningún otro medio de expresión puede suplirla con idéntica calidad. Otra cosa es el mal uso que se pueda llegar a hacer de ella, y ahí entraríamos a hablar de la lingüística y de las ciencias del lenguaje.

      El proceso mental, de forma esquemática, es el siguiente: percepción en primer lugar a través de todos los sentidos; interiorización de esas percepciones, que da lugar a la experiencia; comprensión de esa experiencia a través de la metáfora, que nos relaciona con el entorno, y expresión prácticamente simultánea a través de la palabra.

      Eliminar
    19. No estoy de acuerdo. Es como si dijeras que un sordomudo necesita del lenguaje para percibir/identificar/comunicar una sensación, lo cual no es cierto.

      El problema es que toda la educación, desde que somos pequeños, se articula a través del lenguaje, entonces llega un momento en el que éste sustituye al resto de vías. Si la escuela enseñara de vez en cuando sin palabras (como bien podría hacerlo un maestro espiritual), ahora mismo no estaríamos hablando de esto.

      Eliminar
    20. Hombre, un sordomudo tiene bastantes más dificultades para percibir/identificar/comunicar sensaciones, eso me parece evidente. Otra cosa es que no pueda desarrollar aptitudes alternativas para suplir esa dificultad.

      No, el lenguaje no tiene por qué sustituir al resto de vías, pero éstas siempre serán complementarias. No estoy hablando de maneras de expresarse, hay muchas, sino de la más perfeccionada. Creo que negar la inmensa capacidad del habla es cerrar la puerta privilegiada que supone para el hombre.

      Es cierto que la lingüística y la espiritualidad tradicionalmente no se han llevado demasiado bien, seguramente por el elemento perturbador que contiene el lenguaje también en esencia. Pero creo que en ningún momento se le debe considerar como un "enemigo" sino al contrario. Poder darle el nombre justo a cada experiencia ayuda a entenderla y a dominarla, si se da el caso.

      Eliminar
  4. Que manía teneís los pontífices de hacer de vuestra opinión la del "lector":
    "Bueno... mucha pleitesía hacia este libro y al final no impacta tanto, la buscada epifanía no llega al lector."
    No te llegará a tí, mejete, porque a muchos otros sí, muchos otros -por si tienes la tentación de replicar por ahí- en el nombre de los cuales hablas.

    R. L.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se da por hecho que todo pasa por mi filtro. No hablo en nombre de nadie, cuando pongo "lector" es un lector hipotético, quizás cercano a mí.

      Eliminar
  5. Lo tenía preparado para leer...pero ya me entran las dudas...condon, lo que has hecho es bueno o malo?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A ver, no es un mal libro, pero no me parece tanto como lo ponen. Léetelo, se lee en un momento, y así tienes tus propias conclusiones.

      Eliminar
  6. Condonumbilical lee mucho y no entiende nada. Me explico. La literatura, cuando lo es de veras, cuando es buena, un arte, es una forma de conocimiento y de aproximación a la realidad. No como la ciencia claro, que es acumulativa (a hombros de gigantes nos aupamos para entender la realidad, dijo Newton), pero que nos permite entender otras vidas y otros mundos de alguna forma, con intuición, metáfora y lenguaje que nos sería si no imposible. Soy doctor en ciencias duras (biología), pero siempre me tropiezo con gente que no entiende que la literatura es otro lenguaje y otra forma de conocer.

    L.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tanto literatura como ciencia son aproximaciones a la realidad. La diferencia es que una intenta alcanzar la objetividad y la otra está fundamentada en lo subjetivo, de ahí que la primera se despreocupe de la forma de expresión y la otra sea esclava de la misma. Si profundizamos... la ciencia tiene una dirección [naturaleza-->ser humano]; la literatura [ser humano-->ser humano]. Ahí está la virtud y el defecto de la segunda. La literatura debería aspirar a ser una ciencia metafórica.

      Esto es más complejo de lo que parece porque ni toda la literatura son metáforas, ni toda la ciencia es racionalidad llana. Ejemplo: los libros de Thomas Pynchon suelen "metaforizar" un concepto físico (entropía, incertidumbre de Heisenberg, etc.), por lo que podríamos decir que la ciencia también aporta metáforas. Creo que cada uno pone las etiquetas que le apetece, pero al final todo es un conjunto.

      ¿De dónde sacas que no considero que la literatura sea otra forma de conocer?

      Eliminar
    2. Tu 'objetividad' es decir, lo que llamas tú "objetividad" es una ficción, un relato como gustan llamarlo ahora.

      Y todo lo que te atribuyo lo saco -ya que lo preguntas- de lo que tan peregrinamente sueles afrimar, de lo que dices.

      L.

      De física tampoco sabes

      Eliminar
    3. Por cierto, soy Lansky, L de Lansky, pero por lo que sea tu blog no me deja comentar con mi nick. Te lo digo para que detestes mi falta de humildad más concienzudamente.

      L

      Eliminar
    4. Bien por esa concepción Diltheyana de las ciencias condon, a amigos como Lansky les permite calar cada vez mejor tu lejanía con la comprensión del "lenguaje". Presuponerle aspiraciones objetivas a las ciencias "naturales" hoy en día es estar muy lejos de entender a quién citas, Pynchon, y aún más de algo como el principio de incertidumbre. Sí, la objetividad es una ficción, también en el lenguaje científico. Fíjate, llevan todo un siglo usando esas locas ideas para desarrollar cosas como la física teórica y tal.
      Parece que Lansky da un par de pistas, probad a subir de nivel conceptual para disolver el lío en el que os habeis metido: lenguaje, semióticamente entendido, cualquiera de las manifestaciones humanas que os empeñais en separar categóricamente. La literatura no tiene ninguna preeminencia o diferencia significativa con el resto, sólo particularidades.
      Creo.

      Eliminar
    5. "Objetivo" es todo aquello que a través de las gafas humanas resulta igual para todos los humanos. Ejemplo: la gravedad. A lo mejor no me he dado cuenta y la gravedad es ficción, podría ser.

      A lo mejor tampoco he entendido a Pynchon, menos mal que has venido a iluminarme, gracias.

      Si "la objetividad es una ficción", lo que estás diciendo es tu propia ficción, ¿entonces por qué te molestas en intentar repartir verdades y ponerte por encima si eres consciente de que cada uno tiene su propia verdad?

      Eliminar
    6. Creo que nos estamos enredando con las palabras, eso que a Condon le repele y que deberíamos evitar todos. Ese es justamente el elemento perturbador del lenguaje, cuando no pretende explicar el mundo sino confundirlo.

      Yo no sé de ciencias, solo un poco de medicina porque hago traducciones médicas. Pero sí sé de lingüística, que es lo que he estudiado y a lo que me dedico. "Ciencias" y "letras" tienen exactamente el mismo propósito para el hombre: entender el mundo, y lo hacen a través del lenguaje, porque no hay otra manera de hacerlo. La única diferencia es el ámbito de aplicación. Las ciencias, las especulativas como las matemáticas, claro, no las experimentales como la medicina, tienen un ámbito de aplicación universal, mientras sigan mostrándose válidas, y la literatura tiene un ámbito en principio más restringido porque es personal. Pero resulta que como las metáforas en esencia son las mismas para todo el mundo, tanto las ciencias como la literatura pueden alcanzar un consenso de comprensión universal, aun con objetivos diferentes, en princioio. Y ahí es donde convergen ambos ámbitos, que de lo personal se convierten en universal, o que sintetizan lo abstracto en lo concreto gracias a la metáfora y a través del lenguaje. No hay que darle muchas más vueltas, es así de sencillo. Todo lo demás son ganas de confundir al personal.

      Eliminar
  7. Pues yo creo que fue antes el huevo que la gallina.

    ResponderEliminar