Pulitzer 2005. Aguanté 52 páginas (apunte que dedico a los anónimos metemierda). Un reverendo en sus
últimos días de vida le escribe una carta a su hijo pequeño para que la lea
cuando sea mayor, y el campo de batalla para aludir a las emociones más básicas
y hacer las reflexiones más superficiales queda inaugurado. Sensiblería barata
e intentos de filosofar. Y lees la novela y no pasa nada. Abrir el libro es
salir a pecho descubierto al encuentro de la monotonía. Aunque hay un humor
increíble: "Van siempre tan negros y tan impregnados de gasolina que no
entiendo cómo no arden". Y te puedes topar con reflexiones de una profundidad
sobrecogedora: "la gente que sienta remordimientos de cualquier clase por algo
que te afecta supondrá que estás enojado y verá enojo en todo lo que hagas", "la irritación es una forma de ira", "La bendición –y eso creo que es el
bautismo, principalmente- posee una realidad. No intensifica el carácter
sagrado, pero lo reconoce, y en ello hay poder", "Existe una inocencia
adquirida, creo, que merece ser tan venerada como la inocencia de los niños". Y
podrás apreciar datos de una relevancia descomunal: "Cincuenta sermones al año,
digamos, por cuarenta y cinco años, sin contar los funerales y demás, de los
cuales ha habido un gran número. Dos mil doscientos cincuenta. Si tienen
treinta páginas de promedio, eso suman sesenta y siete mil quinientas páginas".
Y vislumbrarás que la autora también da clases de escritura creativa gratuitas.
Y saborearás los mejores pasajes de las Sagradas Escrituras para recalcar la "sabiduría paternal" que va de la mano de "la verdad del Señor". Y te sentirás
totalmente realizado con el buffet libre de frases sujeto-verbo-predicado que
encontrarás. En definitiva, una exquisitez.
Rubem Fonseca: El salvaje de la ópera
Hace 4 horas
Me quito el sombrero de alas, condón! Has conseguido llegar a la pág. 52 !! Si es que, a este paso, el día menos pensado te acabas un libro y todo!!!
ResponderEliminarCelebro tu esfuerzo sobrehumano, aunque también te reconozco que los pasajes que nos traes son realmente escalofriantes. Muy malos, ciertamente.
Aún así, me mantengo en mis trece: eres bastante cateto. Aprende a elegir mejor tus lecturas.
Un abrazo grande, xs.
Recomiéndame algo, crack.
ResponderEliminarUn abrazo
Has leìdo El tambor de hojalata? Portento de imaginaciòn, derroche de estilo y profundidad de ideas. Visiòn panorámica de una època. De G. Grass. Te gustará.
EliminarA mí la frase: "la gente que sienta remordimientos de cualquier clase por algo que te afecta supondrá que estás enojado y verá enojo en todo lo que hagas" me ha gustado mucho, la verdad. Ahora me gustaría encontrarme en vida diaria con gente, alguien, susceptible de sufrir remordimientos de conciencia ¿seré capaz de encontrarla?.
ResponderEliminarGünter Grass, por su parte, me parece un coñazo. Lo siento, amigo anónimo.
Amigo Julian, ¿has leído "El tambor de hojalata", independientemente de los prejuicios que puedas tener hacia G.G, quien, efectivamente, a veces es un coñazo?
EliminarCreo que no.
Altamente recomendable, más allá del premio nobel que le reportó.
Tengo los mismor prejuicios hacia Günter Grass, que hacia Heinrich Boll o Rainer W. Fassbinder, que son alemanes. Y los creadores alemanes (salvo que sean músicos) me resultan, los pobres, un coñazo. Cuando quieren sacar a relucir el sentido del humor, lo encuentro parecido parecido al de "la tuna" o los de "cruz y raya". Lo que usted califica como prejuicios yo lo denomino empirismo ;-)
EliminarA mí me gustó, lo lamento. Y también me gustó "El tambor de hojalata".
ResponderEliminarTe recomiendo leas La Biblia pero enterita, página por página sin transversalismos, con dos cojones y un palo.
ResponderEliminarEmpecé a leerla y lo dejé. La verdad es que tiene partes muy interesantes, hay mucho simbolismo detrás de algunas cosas.
Eliminar"El tambor de hojalata" lo tengo por ahí pendiente. Gracias por la recomendación. Sí es cierto que Heinrich Böll me parece un coñazo.
ResponderEliminarVenga a darle cera todo el mundo a Herr Böll! Es cierto que los escritores alemanes en general, y Böll en particular, son un poco densos. Te lo compro para 'Billar a las 9 y media', pero 'Opiniones de un Payaso' al contrario que a tí, me pareció buenísimo. 'El Tambor de Hojalata' no está mal para mi gusto, eso sí, ganas de insistir con Günter Grass no me quedaron después de terminarlo.
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