14 de octubre de 2013

La marca y el marketing

La marca del meridiano de Lorenzo Silva.

Premio Planeta 2012. No hay sorpresas. Un par de capítulos y a la hoguera. Admito que antes de cogerla ya intuía su mediocridad, pero hay que asegurarse, muchos lenguaraces hablan bien del autor. La pizarra de Lorenzo dice así: Objetivo #1: enganchar al lector desde el principio con algún anzuelo básico, o bien generando controversia (el texto empieza con algo sobre la lucha de géneros, machos versus hembras, aunque eso no tenga nada que ver con lo que sigue), o bien añadiendo algún misterio (el protagonista le oculta algo a su mujer/hay una muerte misteriosa y hay que investigar, ecuación típica de novela negra). Objetivo #2: ahorrar esfuerzos al lector para que se coma la novela enterita, que predomine una sencillez que facilite la lectura (generalizaciones, imágenes simples, prosa plana, ideas básicas, diálogos con aclaraciones, todo ello bien masticadito y listo para digerir). Objetivo #3: asegurar al lector que va a obtener recompensa, que el bien va a triunfar sobre el mal (a lo largo del texto se insiste en que se hará justicia y que los malhechores recibirán su merecido). Objetivo #4: conseguir que el lector se sienta cómodo, evitando la profundización, manteniendo la neutralidad (el texto ni enfoca ni desenfoca, ni destaca por sus detalles ni por su amplia perspectiva del mundo, ni árboles ni bosque, sólo hojas). Y creo que con esto es suficiente para desnudar la fórmula. Los amantes del bestseller exprés y por lo tanto de la repetición, toda esa gente que recibe con cerebros hambrientos (si es que se le puede llamar cerebro a eso) las mismas triquiñuelas año tras año, las cuales responden a unos patrones y una estandarización cuyo funcionamiento está garantizado por las ventas previas de productos similares, están de suerte. Cualquier mierda sale a flote con un empujoncito publicitario.

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