Un hombre viaja a Kiev y le cargan el asesinato de un niño por
el simple hecho de ser judío. Bien escrita. Demasiado extensa. El autor se
recrea excesivamente en describir detalles innecesarios. Sobran datos, falta
acción. Mucha especulación entre el protagonista, el fiscal y el juez sobre la
culpabilidad o la inocencia del protagonista. Y luego el amigo se tira en la
cárcel un buen tocho de páginas. Aburre un poco. A veces se nota que la
narración va por raíles, como que está muy planificada. También se aprecia
cierto ensimismamiento, el diámetro de circunstancias posibles, de lo que puede
suceder, es muy reducido. Todo esto da cierto aire de certidumbre que no es demasiado
positivo en un texto. Hay varios clichés, aunque podríamos pasarlos por alto ya
que supuestamente está basada en hechos reales. Aparece el despreciable recurso
de poli bueno poli malo. Hay un fallo en la trama bastante gordo que hace
asumir al lector que las autoridades rusas son tontas de remate. Hay una irracionalidad
demasiado marcada en algunos personajes. En general puede valer, tiene sus cositas, pero no considero
que sea una gran novela.
Rubem Fonseca: El salvaje de la ópera
Hace 6 horas
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