Las variaciones Bradshaw de Rachel Cusk.
Desde el principio percibo frialdad, gelidez, como si la autora quisiera mantenernos a cierta distancia del texto y de los personajes. Esto tendría sentido si el objetivo fuera lograr que el lector adoptara una postura pronunciadamente crítica frente a lo leído, pero en este caso resulta contraproducente, ya que no estamos ante un tratado filosófico, sino ante una historia cuyos cimientos son los vínculos personales. El distanciamiento que impone la autora reduce la intimidad y la capacidad del lector para conectar con lo narrado. Abandono después de leer 100 páginas. Me da pena porque es evidente que Cusk sabe escribir y de vez en cuando ofrece observaciones agudas, pero a esta novela le faltan tripas.
Rubem Fonseca: El salvaje de la ópera
Hace 7 horas
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