Para describir esta obra me voy a apoyar en la distinción entre sencillo y simple. Quizá no sea una distinción académicamente rigurosa, pero los textos se prestan. Este libro no es sencillo, sino simple. La sencillez es una virtud, la simpleza no.
¿Por qué aquí todo es simple? Porque parece que Stamm lo único que busca es el efecto y porque los relatos sólo cogen peso con el giro final, ya que la prosa es mediocre, los personajes son meros maniquíes y los diálogos son inmensamente artificiales.
Así de simple.
No hay comentarios:
Publicar un comentario