22 de noviembre de 2023

Maraculla

La tierra más disputada. 
El sionismo, Israel y el conflicto de Palestina de Joan B. Culla.

Cojo este libro de la biblioteca con el fin de obtener una versión neutral del conflicto y Culla no tarda en aclarar que su objetivo es explicar la historia de Israel de forma neutral, sin justificar ni juzgar nada. En principio me vale.

Inciso: lanzo mis apuntes a bocajarro siguiendo el orden de la lectura.

Los problemas empiezan pronto: a las pocas páginas 
se le ve el plumero al autor, pues habla de "reinstalación" y "reasentamiento" de los judíos en Israel sin explicar de dónde sale ese prefijo "re-", un prefijo que parece dar derechos sobre el territorio a los judíos gratuitamente. Lo único que se menciona es que "allí floreció la lengua hebrea" (supongo que Culla no verá ningún inconveniente en que los ciudadanos de EE. UU. expulsen a los de Reino Unido para "reasentarse" en ese territorio, ya que el inglés nació allí).

Theodor Herzl es el visionario que se da cuenta de que hay que hacer "propaganda intensiva" y de que se necesita una bandera para el pueblo, porque "aquello que guía a los pueblos es el imaginario".

Los judíos intentan negociar para que los turcos y los europeos les den algún terreno en Palestina, pero no lo consiguen. Deciden ir colándose poco a poco en el territorio.

Según Culla, los judíos inician su movimiento hacia Palestina como europeos que se mueven libremente, como individuos ingenuos e inocentes, sugiriendo que son "ajenos a cualquier sensación de estar agrediendo o perjudicando a las poblaciones indígenas de los territorios de destino". E
sto es totalmente falso, pues el famoso escritor Amos Oz (nacido allí en los años 30, cuando Palestina estaba controlada por los británicos) reconoce que la mentalidad de los primeros judíos que llegaron era expulsar a los palestinos incluso con violencia (cita recogida en el libro Nakba de Nur Masalha).

Se supone que el derecho a la tierra de los judíos se conoce por la Biblia, pero no especifica dónde se expresa eso. Además, acepta la idea de que el territorio de Palestina no tenía identidad, como si los palestinos no fueran personas o no tuvieran una cultura como tal.

El autor critica explícitamente a los nuevos historiadores israelíes porque describen a Israel como un colonizador violento. Y se queda tan tranquilo.

Los judíos son los sin-patria, vale, ahora... ¿cuál es la patria de los cristianos? ¿No están repartidos por diferentes países como lo estaban los judíos? El problema de base es que Culla acepta el trilerismo semiótico de los sionistas que equipara la religión a la identidad nacional. Acepta ese constructo sin intentar explicar por qué es válido.

Por curiosidad hago una búsqueda en Google y encuentro varios artículos en los que Culla demuestra su simpatía por Israel.

El Libro blanco de Churchill apoya la declaración Balfour pero de forma restrictiva, permitiendo que el territorio palestino sea el Hogar de los judíos pero sin que "el conjunto de Palestina se convierta en un Hogar Nacional Judío".

El autor escribe de tal manera que cuando atacan los palestinos se ataca "con encarnizamiento" y cuando hay víctimas judías "mueren en condiciones atroces". Si sucede lo contrario, la elección lingüística es
 más moderada. Otro ejemplo, dice: "La gran revuelta árabe [de 1936 comienza] con el asesinato de dos pasajeros judíos de un autobús de línea". Escrito así, parece que la revuelta empieza porque los palestinos han matado a dos judíos, no por toda la invasión que lleva sufriendo la población desde hace años.

Siguiendo la línea anterior, cuando ambos pueblos dialogan en 1939, los palestinos muestran "vagos compromisos de respeto a la minoría judía" mientras que los judíos "reivindican sus derechos nacionales sobre Palestina". Cuando los palestinos actúan en contra de la opresión, son claramente malos, pero cuando los judíos llevan a cabo actos violentos o de sabotaje, es lógico, los otros se lo han buscado.

Tras la resolución de la ONU, en 1947, empieza una guerra civil. Los palestinos superan en número a los judíos y todo augura que acabarán ganando, pero los judíos de EE. UU. financian a los sionistas (alrededor de 100 millones de dólares) y la Unión Soviética les ayuda haciendo que las armas que se fabrican en Checoslovaquia vayan para ellos.

Cuando Culla habla de la Nakba, aparte de llamarla "guerra del desastre" en lugar de "catástrofe" (término este último que suena más fuerte), al principio sólo menciona el número de muertos judíos porque "las bajas árabes son más difíciles de calcular". Lo gracioso es que dice que murieron 6.000 judíos y sólo 1.400 árabes, lo que es inverosímil si tenemos en cuenta que los que llevaron a cabo la ofensiva fueron los judíos y que es imposible conquistar un territorio teniendo más bajas que el enemigo. Lo raro es que más adelante dice que los 6.000 muertos fueron palestinos, una equivocación difícil de entender en una obra de estas características y que me hace pensar mal (¿intento de confundir las cifras?). Además de esos muertos, hubo 750.000 desplazados palestinos. Otra cosa curiosa es que al final escribe que "los grandes perdedores de la crisis" fueron los palestinos... Llamar a la Nakba "crisis" es de 1º de Manipulación y deja el rigor histórico del libro por los suelos.

Por si esto no fuera suficiente, también ningunea la masacre de Sabra y Chatila sugiriendo que al lado de la guerra civil libanesa hubo pocos muertos y alegando que se le da demasiada importancia en comparación con esta última. A mí me parece que hay que ser un desgraciado para reducir el daño y el dolor de las víctimas con el fin de apoyar un punto de vista determinado, así de claro.

Firman la paz pero los grupos extremistas palestinos y judíos se oponen, y un fanático judío mata al líder político de Israel. Después Netanyahu toma el poder y se desentiende del proceso de paz y continúa con la opresión.

Cuando alguna persona descalifica a los sionistas empleando términos como "apartheid" o "nazismo", según Culla, es un gesto caricaturesco.

Cuando habla del futuro de Israel (el libro es de 2005) dice "Si [Israel] pretende preservar el doble carácter que ha poseído desde 1948, el de un Estado a la vez judío y democrático...". Que me explique este señor cómo es posible que en 1948 Israel fuera democrático si se dedicó a masacrar a los palestinos y a expulsarlos de sus casas a la fuerza (año de la Nakba).

El autor se corona cuando afirma que el problema de los palestinos es que se muestran rígidos ante el derecho de los refugiados palestinos a regresar a la tierra. Es decir, se supone que los judíos vuelven a su tierra (según él, se reasientan porque "allí floreció la lengua hebrea") y tienen derecho a matar y expulsar palestinos, pero los palestinos, que eran los que habitaban el territorio originalmente, ¿no pueden exigir volver a su tierra?

Un aplauso para este individuo y su libro neutral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario