Rabos de lagartija de Juan Marsé.
Tras la recomendación de un anónimo, decido aproximarme a la obra de Juan Marsé. Y debí escoger mal el libro, porque esto se me desbarató a las 65 páginas. El anónimo en cuestión debe ser militar, porque para poder leer esto hay que saber arrastrarse por el fango con bastante agilidad.
La prosa tiene algún destello inicial, pero hay demasiadas inconsistencias tonales y muy poca autenticidad. Marsé quiere combinar un misterio policial con un tono burlón, un punto de vista infantil y trazas de marujeo. No funciona.
Para empezar, la narración suele ser informal y desenfadada, pero de repente utiliza términos rebuscados como "conturba" o "concitado". No tiene mucho sentido. En general, el niño se expresa de forma artificial: "tenías que ver la mano crispada que sujetaba la barra poniéndose lívida". Un niño no habla así. No tiene ninguna autenticidad como personaje. Es evidente que hay un escritor construyendo las frases del chaval.
Luego quiere plantear un misterio con el policía que busca e interroga a la madre, pero Marsé no es capaz de generar intriga. No hay misterio. No ayudan los cambios de narradores, los saltos gratuitos de descripciones a charlas de marujas y la repetitividad que impone la decisión de que haya un personaje haciendo preguntas constantemente para que la historia avance.
10 de junio de 2023
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