No he salido de mi noche de Annie Ernaux.
La hermosa frase que sirve de título la pronunció la madre de Annie Ernaux, quien sufrió Alzheimer en la etapa final de su vida. Aquí la autora hace una crónica de esos últimos días de su madre en una residencia, haciendo hincapié en la culpabilidad que siente como hija por dejarla allí, en la degradación de su madre y en los vericuetos de la residencia de ancianos.
Annie Ernaux despliega un estilo ágil con frases cortas y contundentes que no se van por las ramas. Esto le da un ritmo vertiginoso al texto, pero también impone cierta falta de profundidad y de desarrollo. Muchas veces la sensación es que va de A a C sin pasar por B, para bien y para mal.
Creo que este libro tiene mucho más valor para la autora como documento vital, como exorcismo personal de ese periodo, que para el lector ajeno a las circunstancias. El que esté viviendo o haya vivido algo parecido, con algún familiar en una residencia o padeciendo la misma enfermedad, podrá conectar con más facilidad y le resultará más significativo, pero en general no es demasiado revelador.
Anora
Hace 4 horas
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