Cauterio de Lucía Lijtmaer.
Digamos que Lucía Lijtmaer cree que está cauterizando las heridas de una sociedad enferma, pero resulta que esto no es más que un desfile de observaciones simplistas que no van a ninguna parte. Una escritura que parece un vagabundeo superficial por el teclado (en ningún caso se puede hablar de pluma, ni por época ni por calidad), pasando por encima de las cosas y las palabras con la ligereza del que mira un escaparate sabiendo que no va a entrar a comprar nada.
La novela alterna entre una mujer contemporánea y otra del siglo XVII que supuestamente fue la primera mujer en fundar una colonia. Lo cierto es que el tono y la atmósfera de ese siglo no están nada conseguidas, además de que apenas hay diferencia entre las dos voces que narran, lo cual le resta mucha credibilidad.
Reconozco que al principio la prosa y las tramas tienen intensidad y resultan llamativas, pero poco a poco van perdiendo fuerza. A las 100 páginas uno empieza a preguntarse por qué está leyendo y acaba sucediendo lo inevitable.
El realismo socialista
Hace 3 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario