No obstante, la debacle total se produce más adelante. En la página 73 empieza un capítulo que no tiene nada que ver con todo lo anterior y nos aleja en exceso de unos personajes a los que ya empezábamos a percibir como amigos. A partir de ahí resulta difícil seguir con la lectura. Aguanté arrastrándome hasta las 120 páginas. He de decir que la prosa de McCann, sin ser mala, tiene bastantes tramos rocosos, y eso no ayuda a sortear los obstáculos.
Es evidente que a Colum McCann le preocupa mucho la estructura de sus obras (algo que también queda claro en Apeirógono, comentada aquí), pero en este caso pierde de vista todo lo que consigue al inicio. Da la sensación de que el autor no confía lo suficiente en la historia de los dos hermanos y se acaba pegando un tiro en el pie.
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