2 de agosto de 2021

La sencillez sutil

Ghachar Ghochar de Vivek Shanbhag.

En su sencillez y ligereza, esta novela me ha parecido muy entretenida. Gracias a su brevedad y a la fluidez de su prosa, se puede leer de una sentada. Ayuda bastante lo bien desarrollada que está la dinámica familiar y la precisión del autor. La parte final puede parecer poco contundente y un poco peliculera, pero reflexionando sobre el conjunto, sí que se aprecian varios mensajes que resultan fascinantes, principalmente por la sutileza, disfrazada de ambigüedad, con la que Shanbhag revela las claves.

Observaciones con spoilers:
Al final se insinúa que el líder de la familia ha contratado a alguien para matar a Anita. Esto habla de cómo la familia está dispuesta a todo para conservar el statu quo. Pero también hace guiños a la posibilidad de que el negocio esté lleno de irregularidades, algo que se deja entrever a lo largo del relato, ya que el narrador tiene el puesto de jefe sin apenas trabajar y sin saber nada del negocio, lo que sugiere que podría ser un chivo expiatorio que tendría toda la responsabilidad en caso de ser descubiertos. También se menciona algo de que la familia siempre se asusta cuando se nombra a la policía. El asesinato no sólo busca mantener una jerarquía familiar que hace que las cosas funcionen, sino también ocultar la posibilidad de que alguien descubra los trapos sucios del negocio, puesto que Anita estaba cuestionando demasiadas cosas.

Cabe destacar el motivo de las hormigas que usa Shanbhag para deslizar otra observación. Cuando eran pobres, las hormigas abarrotaban su cocina y eran percibidas como seres repugnantes e invasivos. Cuando son ricos, el propio narrador mata a una que no le estaba molestando y Anita le recrimina. El autor, a través de las hormigas, nos dice que para esta familia, toda amenaza exterior debe ser aniquilada. Cuando son pobres, matan hormigas; cuando son ricos, matan personas.

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