2 de julio de 2015

La semilla

El origen de Thomas Bernhard.

La obsesión, siempre cerca, omnipresente, en un tejido teñido de biografía, desde el primer momento, y puñales a la educación y la sociedad austriacas, Salzburgo concretamente, aunque quizás faltan ideas, un más allá de, pero como relato humano, con un mínimo de complejidad formal, la obsesión, siempre cerca, reiterativa, una y otra vez, recuerdos del internado y de la infancia donde el nacionalsocialismo y el cristianismo son gemelos, sin olvidar las agonías educativas, y es que las escuelas y los institutos no hacen más que mutilarnos, destruirnos, aniquilarnos, y no hay remedio, y la aniquilación que perpetran las autoridades que se encargan de obligar a los niños a tener una educación en la que, insisto, no hacen más que eliminar al ser humano que llevamos dentro, con la dificultad que eso conlleva a la hora de reencontrarse con uno mismo, es considerable e inadmisible, pues nadie tiene el derecho de aniquilar la naturaleza del ser humano.

3 comentarios:

  1. Cuando haces algo, hazlo siempre con un alto nivel de entusiasmo y de todo corazón. buena suerte

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  2. Hábitos como quejarse sólo gastar tiempo y energía. No va a cambiar a ti mismo para mejor

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  3. "...nadie tiene el derecho de aniquilar la naturaleza del ser humano." ¿Qué naturaleza del ser humano? Pregunto, nomás.

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