16 de diciembre de 2014

Tetrnis

Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer de David Foster Wallace.

Libro de ensayos bastante irregular. Cuatro bien, tres mal. El ensayo sobre David Lynch es muy bueno, junto con el de la ficción y la televisión, junto con el del tenista Michael Joyce, junto con el del tornado (en orden descendente de calidad). El resto son tirando a insoportables (lo que se soluciona con un par de gestos de muñeca). Lo más encomiable es la profundidad analítica y reflexiva de Wallace, entra hasta la cocina y te saca un planteamiento filosófico de un plato de macarrones. Muchas reflexiones, muy interesantes, lanzo algunas de ellas cual máquina lanzadora de pelotas de tenis (aleatoriamente): el escritor es un observador al que no le gusta ser observado; la televisión es importante porque moldea la imagen que uno tiene de sí mismo y de cara a la sociedad, incluso llega a ser más influyente que la propia literatura; los anuncios antes apelaban al grupo (unión) y ahora se concentran en la diferenciación (el individuo sobresale por encima del grupo gracias al producto anunciado); la televisión y los anuncios absorben la ironía y otras herramientas postmodernas de forma que la literatura pierde armas para rebelarse contra el sistema, y de aquí: rebelarse contra la televisión usando técnicas absorbidas por ésta es inútil. Etc.

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