27 de julio de 2014

Picores vaginales

Damas chinas de Mario Bellatin.

Un ginecólogo que se va de putas. Parece que el objetivo era extender esa idea hasta las 100 páginas y a ver qué salía. Y salió algo intrascendente en grado sumo. Sólo es posible completar la lectura aguantando la asepsia narrativa y las diversas expresiones malsonantes que te vas encontrando ("me les acerqué", "conozco una que otra lejana experiencia"... que lo mismo en su español de Perú-México suena bien). El autor busca levantar "una que otra" emoción en el lector y salir del paso. La segunda parte del texto cambia a una narración en tercera persona que lo único que consigue es que el texto pierda cohesión, a pesar de que el hilo conductor está claro. Desconfío de todo aquel que tiene 50 años y ha escrito más de 20 novelas. Desconfío de todo aquel que ha escrito más de 20 novelas. Si a esto le sumamos las poses para la foto...

3 comentarios:

  1. Hay que hacer más caso a nuestro cerebro reptiliano y descartar todo aquello que nos hace desconfiar sin darle más vueltas.

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    1. Estoy de acuerdo, pero no siempre funciona. Muchas veces soy consciente de que estoy cogiendo un libro que probablemente no me guste, pero lo cierto es que con este no fue así. Tenía buena pinta y pensé que iba a encontrar algo decente. No fue el caso. Luego investigué sobre el autor y vi su hiperactividad.

      También me ha pasado lo contrario, intuir que el libro no me va a gustar y luego llevarme una sorpresa. Nunca se sabe.

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  2. Esta es, en verdad, la primera reseña muy acertada, aunque breve, que encuentro acerca de una obra de este escritor. Y me atrevo a decir que refleja muy bien lo que sucede con el resto de su obra. Será porque la mirada es externa. Porque aquí, en México, quién sabe por qué extraña afección neurodegenerativa un grupo ingente de lectores lo considera algo así como el James Joyce de la lengua castellana. Una especie de Svevo tropical. Y no estoy exagerando. Será que escribe un poco mejor que el promedio de sus colegas, y eso unido a su fama de raro desconcierta a algunos. O a muchos. Pero fuera del formato de la prosa, el fondo es más plano -si cabe- que la pantalla del ordenador con que escribo esto. Pero sus bromas literarias han logrado despistar a más de un crítico de esos de los buenos, como se dice. No importa cuánta frivolidad nos recete Alfaguara o Planeta con sus catálogos, ahí está, dicen, Bellatin para demostrar el poderío de la buena literatura, la de verdad. Me pregunto si el autor, en la intimidad de su claustro creativo se ríe de sus propios chistes, o en serio ya se los creyó. A saber.

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