11 de julio de 2014

Chesscake

Novela de ajedrez de Stefan Zweig.

Muy bueno/obra maestra. El amigo Stefan no decepciona. Nos encontramos en un barco para recibir unas clases magistrales de ajedrez. Un tablero blanco y negro, dos rivales, dos oposiciones, una dualidad. Un libro un barco un tablero un autista una cárcel: espacios cerrados. Se va a jugar una partida épica. El primer hombre, muy callado, casi autista, está cerrado interiormente y aprendió a jugar al ajedrez viendo partidas reales, de forma material, concreta, y a su vez centrándose en un espacio limitado (tablero). El segundo hombre fue encarcelado, encerrado exteriormente, lo que no impidió que su imaginación, gracias a su libertad interior, reprodujera las partidas de ajedrez que encontró en un libro, y cuando se le agotaron éstas, se inventó las suyas propias. Uno es materialista en su aprendizaje porque sus límites son internos; el otro aprendió con la imaginación porque los límites estaban fuera de él. Hermosa dualidad. Al final se muestra que ambas tendencias tienen sus puntos débiles. Mucha gente le da un papel primordial a la crueldad y a los modos de tortura nazi (el ajedrecista imaginativo es encarcelado por ellos), pero no creo que ése sea el tema principal. Incluso creo que es más importante la analogía que despliega sutilmente Zweig entre los ajedrecistas y lo literario, sugiriendo que la literatura es abordable desde ambos lados, proponiendo dos formas de lectura: la del lector materialista, que se limita a ver lo concreto, palabras, negro sobre blanco, y la del lector imaginativo, que es capaz de percibir más allá, pero también de inventarse cosas que no están en el propio texto (que quizás es lo que esté haciendo yo ahora mismo). En serio, creo que Zweig plantea un libro con dos capas, una para el lector materialista que sólo ve a los ajedrecistas, y otra para el imaginativo, que es capaz de darse cuenta de su guiño a la literatura, donde los colores del tablero son las palabras en el papel (a lo mejor me lo he inventado todo).

3 comentarios:

  1. La partida de ajedrez es fantástica. Y mira que es un libro chiquitito...

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    1. Demuestra que no hacen falta tantas palabras para conseguir algo realmente bueno.

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  2. creo que leí el libro y seguro que vi la película -que la hay-aunque, desde luego, no se me ocurrió la analogía que apuntas. También yo soy partidario de la síntesis en las letras; de hecho, lo contrario lo considero una falta de respeto con el lector.

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