Lenz de Georg Büchner.
Amago de biografía del archidesconocido escritor de mismo nombre. Había leído que era uno de los mejores relatos sobre la esquizofrenia... Ni de coña. Creo que la enfermedad mental es descargada en el lector a través del entorno y del típico "no sé si es real o es un sueño", en vez de presentar introspecciones
profundas del personaje. Esto hace que la enfermedad, algo interno por naturaleza, pierda fuerza y credibilidad, puesto que es descrita principalmente a través del mundo exterior. Por supuesto, el estilo también influye y en este caso no es potente. Más: algunas de las reflexiones que quieren ser espirituales, casi introspectivas, son algo difusas. Y: no sé cómo, pero a pesar de ser un libro cortito, las descripciones se hacen cansinas. Otro problema: la inevitable comparación. En cuanto me adentré en la lectura pensé en Thomas Bernhard, y es que su sombra es alargada e inigualable. Este texto, al lado del estilo y la profundidad de Bernhard, es un haiku. Supongo que en el siglo 19 sería cojonudo, puede ser, pero ahora mismo... Cuando pasan estas cosas queda bien decir que es una novela que no ha aguantado bien el paso del tiempo, así nadie se queja, todos sonreímos.
Rubem Fonseca: El salvaje de la ópera
Hace 3 horas
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