Trenes rigurosamente vigilados de Bohumil Hrabal.
Ese estilo correcto y pulcro que tantos escritores españoles ejercitan, pero con buen ritmo y un toque humorístico aceptable. Un chaval que trabaja en una estación de tren en plena segunda guerra mundial, así de sencillo. Importante: el que escribe no pretende ser escritor, no quiere demostrar nada, no maneja la pluma para buscar el aplauso del lector, no hace malabarismos, simplemente escribe, comparte. Para poder hacer trucos de circo, el texto debe tener elementos muy sólidos que lo respalden. Lectura correcta y entretenida, algo que no se podría decir de muchos otros.
Rubem Fonseca: El salvaje de la ópera
Hace 3 horas
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