Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta de Robert M. Pirsig.
Divagando sobre el concepto calidad. En un primer momento pensé que el autor estaba dando en el clavo, que estábamos
tratando cosas serias de verdad, incluso pensé que sería capaz de leerlo
entero, sin embargo, se diluye, la dispersión difumina la pintura de tu aerosol. Literariamente es un cero, supongo que el autor es consciente de ello. ¿Sí? Pues toma sobredosis de intelectualidad e ideas y círculos sobre el mismo tema hasta el punto de perder el sentido y convertirse en un juego intelectual que no lleva a ninguna parte. Demasiada razón metida en sí misma buscando razones para cosas que salen de la razón, o no, todo salpimentado con racionalidad y un ligero atisbo de ¿espiritualidad?, no sé si me entiendes ni si te entiendo ni me importa. Muchas veces el autor no sabe ni lo que está diciendo. Entiende de espiritualidad lo que yo de motos, y encima no sabe explicarse. Nietzsche te diría que enturbias tus aguas para hacerlas parecer más profundas (seguro que esta frase ya la he usado antes por aquí). Creo que sé lo que quieres decir, creo, pero está expresado con tanta racionalidad y tanto círculo que me agotas y creo que no hay profundidad alguna, sólo un puzzle mental, creo.
Rubem Fonseca: El salvaje de la ópera
Hace 1 hora
No hay comentarios:
Publicar un comentario