Ébano de Ryszard Kapuściński.
Periodista polaco visita África y la retrata a través de su piel y sus ojos, supervivientes del maltrato constante causado por la implacable esfera solar. Literariamente no inventa nada, es normal, pero su contenido me parece excelente, me impactó en cierta manera. Amplía perspectivas. Describe diferentes regiones de África contando anécdotas curiosas, compartiendo datos históricos, remarcando la pobreza, la violencia, el hambre, no sin penetrar en la realidad africana con cierta agudeza. Allí lo que define el tiempo son los actos, no el tiempo en sí mismo, un autobús no sale a una hora determinada, sale cuando está lleno. Allí una mujer tiene una olla y es lo más valioso del mundo, vive de
ella tanto para hacerse de comer como para poder vender algo de comida,
si le roban la olla se muere. Allí un niño empuña una metralleta mientras un hombre sin trabajo mira al horizonte preguntándose si mañana tendrá algo para llevarse a la boca. Después de leer este libro uno aprende a valorar lo que tiene, a ser más humilde, más generoso y a apreciar la vida en sí misma, sin tener en cuenta lo que se tiene o se deja de tener. Quizás suene a cliché pero es lo que hay. Recomendable para todos aquellos que miran por encima del hombro, para los que se quejan de que les quitan las pagas extra, los que dejan correr el agua cuando se lavan los dientes o los que se dejan comida en el plato porque no quieren más pero luego piden postre.
Historias patagónicas. Falsa calma, María Sonia Cristoff
Hace 17 horas
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