Corrección de Thomas Bernhard.
Es una obra maestra, por su estilo característico usando muchas comas, creando frases muy largas, que al principio se hace espeso, pero al final uno se acostumbra, como a todo, y como al resonar constante del río, que se encuentra en el valle del Aurach, valle que lleva el nombre del río. El protagonista quiere construir un cono en medio del bosque, en el centro justo, calculando, midiendo la naturaleza aun siendo esto imposible, y para ello el uso de tanta coma, frases largas, y repetición narrativa, se repiten muchas cosas, muchas cosas se repiten, enfatiza la forma del cono, el creador, así Roithamer, en su afán por crear una obra de arte, da vueltas sobre una idea, desarrollándola, representado esto por la base del cono, pero al final toda pretensión creativa resulta absurda puesto que la muerte se impone, la realidad se impone, siempre se impone la naturaleza, el vértice del cono, y tanto el autor como la obra mueren. No sólo esto, aparece mucha crítica a Austria y su sociedad, al sistema actual, cerrado a la originalidad y los valores creativos individuales, reflexiona sobre el matrimonio, lo intelectual, en la buhardilla de los Höller, así Roithamer, intenta desenmascarar la idea de familia, no sin, por otra parte, cuestionar la perspectiva de toda obra y cuánto se acerca ésta, adecuadamente, a la realidad del autor. También, en Altensam, o quizá en la buhardilla de los Höller, así Roithamer, contrasta la idea frente a la realidad, intenta responder, lo mejor que puede, a la pregunta sobre el acto creativo, aunque eso ya está implícito en la creación del cono y sus metáforas, entre ellas incluida, la obra de arte dejada a la naturaleza tras la muerte del autor, la muerte como una corrección, en el centro del bosque de Kobernauss.
Rubem Fonseca: El salvaje de la ópera
Hace 3 horas
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