6 de julio de 2011

Medio ocre

El país de las últimas cosas de Paul Auster.

Llegué a la página 30. Es que es muy graciosillo el amigo. Un club de asesinato donde la gente contrata asesinos para que los maten por sorpresa, una carrera de la muerte (a pie)... está consiguiendo lo que Picasso nunca pudo, crear como un niño. Menudo personaje. Lanza las ideas al aire como cometas y qué bonitas son las cometas pero son sólo cometas. Hoy cocinamos con Paul, receta para un libro que sea vendible: escribe como te salga, da igual, para suplir la mediocridad de tu prosa ya están las grandes ideas austerianas, sí sí, esas que a todo mortal se le ocurren en un día de resaca pero que hasta las neuronas encharcadas de alcohol detectan que son ideas estúpidas e irrelevantes si no te paras a desarrollarlas a pleno rendimiento el día siguiente. Vamos que este libro se hizo de resaca. Lo peor de todo es que era resaca de botella de ginebra marca Carrefour.

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