14 de octubre de 2010

R/S-itu

Otra vuelta de tuerca de Henry James.

Institutriz cuidando a dos niños en una casa... de repente ve fantasmas. Ambigüedad en la narración de tal forma que deja muchos cabos sueltos. Misterio. No sabemos si es que la institutriz está loca o los fantasmas son reales. Todo un ambiente oscuro rodeando el asunto. Otra vuelta de tuerca porque ¿hay narradores dentro de narradores dentro de narradores que nos pueden engañar malditos narradores? La institutriz proyecta una realidad (o no), de la misma forma que el lector lo hace gracias a la ambigüedad del narrador. No sé por qué no me sorprende nada la conclusión a la que he llegado. O es un mensaje demasiado obvio o la narración es una pesadez, el algodón no engaña.

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