Leí, en inglés, poco más de 60 páginas, suficientes para captar el estilo cansino y el tono de superioridad de Thoreau y no querer saber nada más de él (ni del autor ni del estilo).
Teniendo en cuenta el contexto y la premisa, no me esperaba algo tan prosaico, aburrido e intelectual (tan poco espiritual), con el autor subiéndose a un pedestal para regurgitar su sabiduría a los plebeyos de una manera casi robótica.
Quien dice "regurgitar su sabiduría" dice pontificar sobre ropa o arquitectura (no veo la profundidad ni la necesidad). Y si a veces le apetece detallar lo que se gasta en materiales para construir ciertas cosas o cómo lleva a cabo algunas tareas prácticas, pues a tragar.
Densidad sin claridad, frase que definiría a la perfección lo que es el texto.
Epílogo complementario:
Y se encontraba él buscando la verdad, la trascendencia y lo esencial entre las hojas del bosque y le dio por apretujar y retorcer su mente cual trapo de cocina mojado, a ver si escurrían algunas gotas que saciaran la sed de los intelectuales más incautos, esos que, conocedores del poder de su mente, creen encontrar la verdad exclusivamente a través de ella, ignorando que para ser Todo debes percibir con todo lo que eres.
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